Proteger y defender la institucionalidad de Honduras

Proteger y defender la institucionalidad de Honduras

La victoria de Xiomara Castro puso sobre el tapete la adopción por parte de Honduras de la franquicia del foro de Sao Paolo que funciona en Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Honduras se presenta como el eslabón que se había retrasado por más de 12 años en añadirse a la lista de gobiernos asociados a la izquierda radical bolivariana latinoamericana y que amenaza con arrasar la institucionalidad a través de una herramienta extremadamente potente: una asamblea nacional constituyente.

Lo que viene con el retorno de los Castro-Zelaya (esposos Zelaya) no es el retorno del populismo o la implantación del comunismo, como aún creen muchos hondureños, sino la implantación de un cartel de corrupción y lavado de dinero en el nombre de los pobres de Honduras.

Es importante tener claro que no se trata solo de un enfrentamiento ideológico ni tampoco de un conflicto político clásico que permite el uso de las herramientas tradicionales para hacer frente a las desestabilizaciones en cierne. Estamos ante un grupo con oscuras intenciones de establecer un nuevo orden en Honduras, un modelo cleptocrático, para lo cual el ataque a la democracia, a los principios y valores que la sustentan, será una constante peligrosa que desde el primer día que asuman el poder pondrá en peligro la seguridad y estabilidad de sus ciudadanos y del empresariado privado. En medio de una guerra asimétrica en marcha, de no tomar las medidas de contención inmediatas, no tendrán la capacidad para para defenderse.

La victoria electoral y la toma del poder darán a los esposos Zelaya y a su partido la potencia para tratar de impulsar una constituyente en Honduras. Sin duda, una amenaza para, la institucionalidad estatal, la empresa privada y las fuerzas políticas del país. Los esposos Zelaya contarán con ingentes cantidades de dinero provenientes de la izquierda internacional, de irregulares y de grupos interesados en desestabilizar la democracia.

Algunos pensarán que este es otro mal gobierno, que pronto perderá apoyo de los aliados que los ayudaron a hacerse del poder. No entienden que se trata de una operación envolvente con el único propósito es el secuestro del Estado a través de la constituyente. Los aliados de la coalición les servirán de tontos útiles necesarios para lograr la convocatoria. Luego, aliado que no se subrogue de manera genuflexa a sus órdenes, lenguaje y acciones, simplemente será expulsado, perseguido y estigmatizado al igual que todo el que se atreva a enfrentarlos.

De igual forma, es importante añadir que los actores políticos, académicos, comunicadores sociales, religiosos y jefes sindicales, junto con empresarios de la industria productiva y dueños de medios de comunicación se convertirán en objetivos de guerra. En la cleptocracia la tolerancia a la disidencia no existe o es extremadamente escasa.

Los esposos Zelaya no solo buscarán concentrar el poder político y económico, sino que se dedicará a toda costa a consolidar un poder criminal y cleptocrático. La realidad es que los medios de lucha democrática tradicional necesitan, para enfrentar esta nueva realidad, la consolidación de un frente internacional tenga la capacidad de enfrentárseles de frente.

En ese sentido, la Fundación Arcadia se encuentra en una posición única y privilegiada para abordar este desafío. Durante más de quince años ha trabajado sin descanso, como organización no gubernamental, sin fines de lucro, en la defensa de los sistemas democráticos de Iberoamérica y la promoción del respeto de los derechos humanos.

Las fuerzas democráticas de Honduras deben tomar medidas. Unidas o de manera individual y confidencial para impedir que el proyecto cleptocrático de los esposos Zelaya se concrete y, en el peor de los casos, moderarlo y evitar la creación de una estructura de poder que derive en un régimen de corte autoritario, antidemocrático y violador sistemático de los derechos humanos.

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