Arrecia la represión de Daniel Ortega contra los creyentes

Arrecia la represión de Daniel Ortega contra los creyentes

Cerró seis emisoras de radio y tomó una iglesia en Managua

La policía de Nicaragua tomó la iglesia Divina Misericordia de la ciudad de Sébaco, donde permanecía refugiado su párroco y otras seis personas tras el cierre de la Radio Católica de esa localidad y de otras cinco emisoras de la Iglesia Católica. “Disculpe, pero tengo policías y antimotines cerca y no puedo hablar fuerte. Estamos rodeados pero estoy bien, estamos bien”, dijo el padre Uriel Vallejos en breves declaraciones telefónicas a The Associated Press que hizo casi en un susurro.

El sacerdote dijo que les habían cortado la energía eléctrica y que los policías estaban “distribuidos en la cocina, en la capilla, afuera y en el predio del colegio  San Luis que forma parte de las instalaciones. “Ayer no pudimos cenar porque tomaron a la cocina”, agregó.

¿Por qué Daniel Ortega odia a la Iglesia Católica en Nicaragua? Investigadora responde

DAVID RAMOS | ACI Prensa

La autora de un extenso informe que recopila los casi 200 ataques que ha recibido la Iglesia Católica en Nicaragua en menos de cuatro años advierte que Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, “siempre le han tenido odio a la Iglesia Católica y todo lo que refleja la fe cristiana”. Pero, ¿por qué?

En entrevista con ACI Prensa, la abogada Martha Patricia Molina Montenegro, integrante del Observatorio Pro Transparencia y Anticorrupción, denunció que actualmente Nicaragua atraviesa “una dictadura demasiado sangrienta” bajo Ortega y Murillo, que es actualmente la vicepresidenta del país.

Molina Montenegro dijo que se trata de “una dictadura a la que le gusta que la población aplauda y adule la barbarie que están cometiendo, las arbitrariedades, nepotismo, la corrupción, etcétera”.

La abogada nicaragüense es autora del informe “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida? (2018-2022)”, que recopila 190 ataques contra la Iglesia Católica en el país, bajo el régimen de Ortega y Murillo.

La jurista indicó que este es el primero de varios informes que está preparando. “Creo que para finales de julio ya voy a tener la segunda entrega”, señaló.

Para Molina Montenegro, los actos de violencia en Nicaragua se deben a que “la Iglesia Católica no está dispuesta a adular a nadie”.

“Los sacerdotes y obispos han abierto sus puertas”, destacó, indicando que llevan esperanza y consejo a los nicaragüenses, que en los últimos años y con cada vez más fuerza han exigido pacíficamente en las calles un cambio de régimen en Nicaragua.

Daniel Ortega, que ha gobernado ininterrumpidamente Nicaragua desde enero de 2007, es un exguerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que a fines de la década de 1970 sacó del poder al dictador Anastasio Somoza Debayle.

Con el triunfo de la revolución sandinista se implementó una Junta de Gobierno en la que participó Ortega. En 1985, Ortega convocó a elecciones generales y ganó, gobernando el país hasta 1990.

A la cabeza del FSLN, convertido de grupo guerrillero en partido político, Ortega fracasó en las elecciones de 1990, 1996 y 2001.

A fines de 2006, Ortega ganó las elecciones presidenciales. Desde entonces no ha abandonado el poder, reeligiéndose en dos ocasiones consecutivas, en medio de acusaciones de fraude.

En abril de 2018 detonaron protestas en diversas partes del país, tras el anuncio de reformas al seguro social de Nicaragua, que implicaban incrementos en los aportes y deducciones a los jubilados.

Las protestas fueron reprimidas violentamente por el régimen de Ortega, y se registraron más de 300 muertos y muchos cientos de heridos.

Ante los mensajes a favor del respeto a los derechos humanos de la Iglesia Católica, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo respondió con violencia contra templos, sacerdotes y obispos.

Martha Patricia Molina Montenegro señaló que “la respuesta de esta dictadura ha sido precisamente las hostilidades que hemos recopilado en este estudio, que es un estudio científico basado en pruebas”.

“Yo no estoy inventando ninguno de los casos que se documentan, sino que han salido de pronunciamientos, de denuncias elaboradas a través de las páginas y redes sociales de las propias iglesias o también comunicados, ya sea de la Arquidiócesis de Managua o de las diferentes diócesis que conforman Nicaragua”.

“Creo que este estudio va a quedar como muy corto”, dijo, pues “yo sé que existen muchísimos más casos que los que recopilé en este estudio”.

Algunos sacerdotes y seminaristas agredidos, lamentó, “han decidido callarse, no darlas a conocer, y entonces yo tampoco podía hacerlas públicas en mi estudio”. 

Para la jurista nicaragüense, “al sandinismo y a la dictadura Ortega-Murillo siempre hay que entenderle al revés: cuando ellos hablan de amor significa odio. Y cuando ellos hablan de paz, significa guerra”.

Como ejemplo, recordó que en la visita del papa San Juan Pablo II a Nicaragua, el 4 marzo de 1983, una turba sandinista intentó boicotear la Santa Misa. Fue el mismo Papa el que los llamó al silencio y les recordó que “la primera que quiere la paz es la Iglesia”.

Cuando Ortega retomó el poder en 2007, dijo la abogada, se estableció inicialmente “una paz ficticia entre Estado e Iglesia, pero realmente el orteguismo siempre ha atacado a la Iglesia Católica, a los sacerdotes y obispos, precisamente porque ellos no están de acuerdo con que los sacerdotes y obispos les digan la verdad”.

Una carta de 16 páginas a Daniel Ortega en 2014 en el que le pedían sostener un “diálogo nacional”, así como trabajar para un proceso electoral transparente. Los obispos le dijeron además a Ortega que “los años pasan y nadie es eterno”.

Para Molina Montenegro, al régimen de Ortega no le gustó “que los obispos y sacerdotes alzaran la voz mediante un documento que fue unánime y público”.

“Siempre le han tenido odio a la Iglesia Católica y todo lo que refleja la fe cristiana, la fe católica, pero sí creo que desde el 2014, cuando los señores obispos entregan esta carta, es cuando más odio le agarran a la Iglesia Católica”, dijo. 

La jurista advirtió que Daniel Ortega y Rosario Murillo están buscando “construir una dictadura dinástica, para que después de ello vengan los hijos, los nietos, y así sucesivamente.

“Realmente el Estado de Nicaragua en sí ya no existe, porque los elementos constitutivos de un Estado, que son la división de poderes, el gobierno, las leyes y todo eso que lo conforman, eso ya es inexistente”.

“Entonces Nicaragua ahorita no es un Estado, sino un territorio donde manda el más fuerte y el más fuerte es la pareja presidencial”, señaló.

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