La ex presidenta de la delegación socialista en la UE, que abandonó el PSOE para fundar el UPyD, publica La sombra: memoria histórica de Zapatero. En una entrevista con el diario El Mundo de España afirma que “Zapatero ha machacado los derechos humanos de los venezolanos”
Rosa María Díez González comenzó su carrera política como diputada foral de Vizcaya por el PSOE, partido en el que militó hasta 2007. Un año después del rompimiento cofundó Unión, Progreso y Democracia (UPyD), una formación que dirigió y de la que fue portavoz en el Congreso de los Diputados entre 2011 y 2016. Retirada de la política radicalmente, tanto que se define como expolítica , se ha metido en las artes de la escritura, pero en la rama de la no-ficción. Sometida a un contrapunteo, Díez se desmiente. Su vena política no solo sigue intacta, se ha fortalecido.
Darío Prieto / El Mundo
¿A quién considera más nefasto, a Zapatero o a Pedro Sánchez?
Si algo está claro es que Sánchez no se ha inventado nada de lo malo que hay ahora, sino que aplica con fruición lo más pernicioso de la etapa de Zapatero. La ruptura de la convivencia entre españoles, la fragmentación, y la quiebra no sólo de lo que fue el consenso desde el punto de vista del espíritu, sino también desde el punto de vista de la práctica, de la Transición y de la Constitución y de todo lo derivado desde entonces.
Sigue al pie de la letra el proceso que instauró Zapatero. Es un fiel heredero que gestiona la herencia que le dejó Zapatero y se encuentra a gusto con esa herencia. No soy capaz de distinguir y ni de hacer valoración a qué es peor, darle la primera cuchillada a una persona o la segunda?
¿Cuál diría que fue la aportación de Zapatero?
Zapatero cambió la política en España y la forma de hacerla. Rompió las reglas de juego instauradas en la Transición. Fue el tipo que, no por idiota ni porque las circunstancias lo arrastraran, sino por una decisión de carácter estratégico, cambió los acuerdos entre distintos -en positivo- por una mayoría ideológica -en negativo-. Basado más que en la propia ideología y en el odio al otro. Los consensos que tejió Zapatero y que le permiten gobernar a Sánchez ni siquiera es una mayoría ideológica. Aunque la llamen progresista y de izquierdas, ahí está la extrema derecha representada por Junts y la extrema izquierda comunista y antisistema.
También quienes son considerados responsables de crímenes de lesa humanidad en toda Europa, representados por los terroristas, que no son ni de izquierdas ni de derechas. Son terroristas y da igual que lleven boina o turbante. Su objetivo es liquidar al diferente y al que representa la pluralidad democrática. Y luego está el PNV, que más de derechas no nacen.
A la hora de la verdad, lo que amalgama es el odio al otro, el odio a la derecha española, que somos todos los que no estamos con ellos, seamos de izquierdas o de derechas.: Todos somos odiables.
En el libro señala que Zapatero abrió también un proceso de “selección negativa”…
Con Zapatero se instaura el proceso de selección adversa. Algo en lo que los socialistas españoles fueron precursores y que ha ocurrido también en otros lugares de Europa. Se empezó a seleccionar a los dirigentes por no ser conocidos, porque no habían hecho nada en su vida. Un proceso de selección negativa. No se apuesta por el conocimiento, el esfuerzo, ni por las convicciones. Por nada positivo, nada que conlleve haber hecho algo en la vida. A Zapatero lo eligieron en en el Congreso del año 2000, al grito de “joven y nuevo”.
Hombre, más joven que otros, sí; yo soy seis años mayor que él. Pero “nuevo”, sería en el sentido de no usado. Llevaba tres legislaturas siendo secretario general en León y otras tantas en el Congreso de los Diputados, pero nadie le conocía de nada. Entonces el Partido Socialista en España decide elegir lo que no tiene enemigos porque tampoco puede tener amigos. Como no ha hecho nunca nada, no puede tener a nadie enfrente. Al elegir la cara, la imagen, la política ‘light’ y mediática, la sonrisa, comienza un proceso de selección negativa que luego abarca de arriba abajo.
¿Al final qué tenemos? Si comparas cualquier ministro del de ahora con cualquier otro a lo largo de la historia de nuestra democracia, no hay color. Antes a la gente se le exigía saber algo de algo, haber hecho algo en su vida.
Siempre me acuerdo de Fernando Morán.
No es que antes fueran mayores y feos, o menos agraciados. No, es que, sobre todo, la gente sabía lo que pensaba y de las cosas sobre las que iba a ocuparse o se había ocupado. A partir de la etapa de Zapatero es lo contrario: impera el no-conocimiento, el no-perfil.
¿Y con qué se llena eso?
Entre los suyos sigue teniendo muchísimo predicamento, porque el único mérito que existe para medrar en el PSOE de hoy es demostrar odiar más al PP que a nadie. Si lo haces, tienes más posibilidades de ir en una lista y encabezarla, de tener un cargo en lo que sea.
¿Por qué ha escrito este libro?
Con Sánchez era muy común escuchar: “Esto no lo haré”. Y luego, pum, lo hacía. A partir de ahí escribí Caudillo Sánchez, el libro anterior. Desde hace bastante tiempo es común escuchar: “Todo empezó con Zapatero”, así que me dije que, modestamente, había que cumplir un servicio público y explicar cómo hemos llegado a la resurrección del guerracivilismo. La ruptura de todos los consensos, la demonización de la derecha, la parasitación de las instituciones. Todo lo que hoy criticamos empezó, se organizó y se dio una respuesta, incluso legal, en la etapa de Zapatero.
Una recopilación de hechos históricos que nos demuestra que lo de ahora es consecuencia de una estrategia que empezó en el año 2000, cuando fue elegido secretario general del Partido Socialista. Zapatero utilizó el PSOE como banco de pruebas de algo que me parece muy importante que seamos conscientes. Una vez que ganó las elecciones en el año 2004, teniendo la experiencia de que el partido reaccionaba bien a la prueba de colocar a la derecha como enemigo, lo aplicó a la sociedad. Fue recolocando a los enemigos tradicionales de la democracia dentro del ‘consenso’ democrático. Me parece que es bueno datar, explicar y hacer pedagogía sobre lo ocurrido y cómo se han ido produciendo los acontecimientos hasta el presente.
¿Qué pedagogía le interesa especialmente?
En el libro digo que Sánchez nunca habría llegado a ser secretario general si antes no hubiera estado Zapatero. Claro, es importante constatar que tampoco hubiera podido serlo si, durante los cuatro años de su mayoría absolutisima, Mariano Rajoy y el Partido Popular se hubieran dedicado a deshacer lo más turbio que había y a trenzar lo que había desunido Zapatero. Si la sociedad española hubiera reaccionado ante lo que hizo Zapatero, tampoco habríamos llegado a esto. Quiero recordar que Zapatero ganó en 2008 con mejor resultado en porcentaje y en número de votos que los que obtuvo en 2004. Sin embargo, lo peor lo hizo en la primera legislatura. Perdió las elecciones por la economía, que la gestionó mal, aunque la crisis económica internacional no se la inventó él.
Ahora que menciona a Rajoy, son muchas voces las que temen que, en el caso de llegar a presidente, Feijóo no enmiende nada del sanchismo.
Espero que eso no ocurra, entre otras cosas. Desde aquel momento todos hemos aprendido lecciones, incluso en el Partido Popular. Prefiero ni pensarlo. Me entraría mucha depresión. Llegaría a la conclusión de que no hay nada que hacer, que es, una de las cosas en las que trabajan los centenares de asesores de Moncloa. La resignación y aceptar que no se puede hacer nada. Que perdamos la esperanza.
A los suyos los tienen movilizados y trabados en el odio a “la derecha y a la ultraderecha”, a los que pueden ganar las elecciones. Pretenden que aunque haya un porcentaje cada vez más elevado de ciudadanos que estemos hasta el gorro de ellos, que queremos que pase esta etapa, lleguemos a la conclusión de que no hay nada que hacer. “Fíjate en lo que les han pillado, fíjate en el fiscal general, en la mujer, en el hermano… y no pasa nada”. Cada vez me lo encuentro más y es mortal para la democracia.
“Zapatero consigue que se odie más a la derecha que a ETA”
Volviendo al protagonista de su libro, ¿diría que todo esto es fruto de una mente brillante o del círculo de asesores?
No se rodeó de gente mucho más inteligente que él. No tienes más que mirar en su entorno y te encuentras con que su portavoz es ‘Pepiño’ Blanco. Zapatero sabe lo que quiere. Es un antagonista que rompe con todo lo que no haya hecho él. Quiere revisar la historia de España. Aprovechó, además, una circunstancia extraordinaria. Cuando Aznar gana las elecciones contra Felipe González, el Partido Socialista queda muy tocado, muy quemado. A los socialistas les parece tremendamente injusto aquello de “paro, corrupción y despilfarro” y que la imagen de los gobiernos socialistas vaya a quedar en eso, después de todo lo que se había hecho bien. Entonces, Zapatero utiliza ese resentimiento para colocar a la derecha como enemigo.
¿En qué sentido?
Zapatero consigue que se odie más a la derecha que a ETA. Así, cualquiera dice que algo que estás haciendo dentro del PSOE favorece al PP, te colocan inmediatamente en el margen. Lo de Pedro Solbes en la primera legislatura es entendible, pero lo de la segunda es inexplicable. Tal vez mi explicación es muy humana y tal vez demasiado simple: atemoriza dejar de tener amigos en el propio entorno. La resistencia es muy dura y puede ser incluso peligrosa. La disidencia en el seno de una organización es muy complicada y muy desagradable.
¿Cómo se llega a ese punto?
En 2004, después de los atentados de de Atocha, la orden desde el Partido Socialista de rodear las sedes del Partido Popular triunfa porque ya estaba instaurado ese odio dentro del Partido Socialista. Si no, habría sido imposible esa anomalía. Eso no ha ocurrido en ninguna democracia después de un atentado terrorista. Zapatero aprovecha esas debilidades. Una cosa es ser inteligente y otra cosa es ser listo. Zapatero ha sido toda la vida un zorro. De hecho, en León volvía a ser secretario general unas veces pactando con un grupo, otras con otro, porque él no tenía posición alguna. Lo único que quería era ser secretario general. Entonces, iba a las reuniones, escuchaba las voces de los doce o quince que representaban a tres o cuatro corrientes y cuando encontraba las sumas que eran las mayoritarias, las apoyaba. No hace falta tener muchas ideas. Lo mismo que Sánchez, que solo tiene una: permanecer en el poder y para eso está dispuesto a todo. La de Zapatero era dividir, romper.
¿Cómo diría que fue aquel ataque a las instituciones?
Algunas voces internas le dijimos que no se podía hablar de Segunda Transición, que la transición siempre es para ir de un sistema a otro, y ahora estamos en democracia. Se podrá mejorar, profundizar, regenerar lo que quieras, pero el insistía con lo de la Segunda Transición. Después empezó a explicar que hay que hacer una nueva Constitución, porque hay muchos españoles que no la han votado. Enseguida le corregimos, comparada con las constituciones de países de nuestro entorno, mucho más longevas, tampoco era un argumento. A lo que no renunció fue a su estrategia, romper con lo que supuso la Transición.
La Constitución supuso el acuerdo entre distintos, precisamente para construir España y la democracia, y quiere romper con eso. Él cava la zanja entre españoles y pone en marcha iniciativas legislativas con ese único objetivo, como la Ley de Memoria Histórica, por citar solamente un ejemplo. Y a la vez pone en marcha los procesos de legitimación de dos enemigos tradicionales de la democracia: los separatistas catalanes y los terroristas de ETA.
¿En qué punto se encuentra ahora la banda terrorista?
ETA ha conseguido sus objetivos políticos cuando la habíamos derrotado desde un punto de vista ‘militar’, entiéndase la expresión. Es decir, por las fuerzas y cuerpos de seguridad, por la movilización social -que tardó mucho en producirse, pero se produjo-, por la colaboración internacional -que también tardó mucho, pero se produjo igualmente-.
Cuando ETA había sido derrotada, Zapatero la rescató. Como toda organización terrorista, ETA asesinaba por objetivos políticos: para impedir que España fuera una democracia y para impedir la sociedad plural en el País Vasco y en el resto del país. No lo consiguió matando, sino cuando ya no podía hacerlo. ETA seguía siendo un peligro para los demócratas -por muy residual que fuera, siempre podía cometer un atentado-, pero había dejado de ser un peligro para la democracia. Durante los primeros años sí que tuvo la capacidad de poner la democracia en riesgo.
Usted habla de la importancia del léxico...
Cambió la derrota de ETA, como objetivo de los demócratas, por el “final dialogado de la violencia”. Las palabras son importantes. El “final dialogado de la violencia”, que fue la proclamación que hizo, significa el reconocimiento de que hay dos violencias, las dos son equiparables, y vamos a terminar con ellas dialogando y no matándonos entre nosotros. Igualó la violencia legítima del Estado para defender las libertades y la democracia, que la violencia de los terroristas.
“ETA consigue sus objetivos políticos cuando ya la habíamos derrotado desde el punto de vista militar”
¿Y cómo es la situación actual en el País Vasco?
Nos mandan los que nos asesinaron para impedir que hubiera democracia. Desde las instituciones están consiguiendo esa marginación y ese borrado de la historia de la democracia, que no lograron mientras nos asesinaban. Hoy hay millones de españoles que no conocen la historia de ETA, que no conocen la historia de los resistentes ni de los demócratas que arriesgaron y perdieron su vida para que pudiéramos vivir en democracia. Gracias a Zapatero, primero, y a Sánchez, después, se ha ido borrando una parte importantísima de la historia de la España democrática.
La democracia española no se entiende si se ignora la batalla de muchísima gente para impedir que una organización terrorista triunfara. Hoy, si sales a la calle, la mayoría de los jóvenes no te sabrán contestar cuando les preguntes por ETA. Y alguno te contesta te dirá que ETA está mal, pero que nació por la dictadura y contra la dictadura. Les tienes que explicar que ETA asesinó a 44 personas durante la vida de Franco, y que el resto, hasta 857, los mató durante y contra la democracia. Aparte de que los terroristas nos gobiernen en muchos sitios -directamente en Pamplona, más ayuntamientos del País Vasco que tienen alcaldía el PNV-, son en el Gobierno de España el socio favorito y el más fiel de Sánchez.
Hablemos de Bildu…
Están completamente homologados con cualquier político democrático. Si se levanta en el Congreso de los Diputados una señora desde cuyo periódico se señalaba a quién tenía que matar ETA, el presidente la contesta amablemente y le dice:” Pues claro, naturalmente, tenemos que entendernos”. El que ve eso y no tiene conocimiento de la historia real lo siente como algo normal.
El problema no lo tenemos sólo los vascos. Vuestros compañeros periodistas le dieron a esta individua el año pasado el premio a la diputada que mejor se relacionaba con la prensa. Todo está pervertido.
¿Y por qué les votan?
Es normal. Están homologados en el discurso, son de aquí -que es una cosa muy común en los sitios donde hay nacionalistas-, tan de aquí como los del PNV y además ahora hasta se duchan, ni siquiera van zarrapastrosos por la calle, que te daba no sé qué verles. Y parecen más ‘progres’. ¿Por qué no les vas a votar?
Zapatero legalizó a ETA. Sentarse con una organización terrorista a tratarse de tú a tú y hablar de cuestiones políticas no sólo legalizó sus marcas, sino que legalizó a la propia organización terrorista. Así que el responsable máximo es el Partido Socialista, que tomó la decisión de rescatar a ETA y de convertirla en un interlocutor político.
En el libro usted desvela detalles sobre esto.
Hay cosas que me revuelven el estómago, como las actas de la primera reunión entre el representante del gobierno y ETA, en marzo del año 2007, después de los atentados de la T4. Aparte de usar palabras como ‘ekintza’, que es como llamaban los etarras a los atentados, el primero dice algo así como que Zapatero quiere seguir adelante, porque “nosotros antes estábamos en guerra, vosotros asesinabais y secuestrabais, y nosotros deteníamos comandos y los poníamos a disposición de la justicia, pero eso se ha acabado”. ¿Cabe corrupción mayor que legalizar a ETA? Si ése es el pecado original, a partir de ahí robar dinero es pecado venial.
“Zapatero ha machacado los derechos humanos de los venezolanos”
Pero parece que son al final lo que tiran los gobiernos. Ahí tenemos la corrupción del ‘caso Ábalos y Koldo’, que pueden hacer caer al de Sánchez.
Si te descuidas, por las putas. Pero ni siquiera porque las pagáramos con dinero público, sino porque eso queda como feo.
¿Cómo es Zapatero al trato?
Conocí a un Zapatero de la primera etapa que se gustaba. Y que, como él no es un psicópata sino un narcisista, le gustaba la imagen que el espejo -es decir, los ciudadanos-, le devolvía. Los periodistas y todo el mundo decía que tenía “buen talante”. Por eso, durante los primeros dos años en la Secretaría General del PSOE, ofrecía un pacto cada día. Tenía que construirse una imagen de estadista, de hombre serio. He conocido a ese Zapatero pusilánime, porque no tenía ninguna opinión sobre nada, pero quería quedar bien. Y te decía lo que quería que escucharas de él en cualquier momento. Y luego hay otro Zapatero, el pospresidente. Por supuesto, sigue sin ser un psicópata, pero creo que ha avanzado hacia la sociopatía.
¿Por qué el título del libro?
En psicología está muy estudiada la sombra. Jung explica que todos tenemos otro ‘yo’, por así decirlo, que veces controlas y que es como tu sombra. Tratas de evitar que salga, pero a Zapatero se lo ha tragado su sombra. Ya no le importa lo que piensen de él. Considera que tenía que haberse mantenido en el poder y que lo que él no terminó, lo termina Sánchez, a cuyo oído susurra desde el primer momento. Le dice: “Yo rescaté a Junts, yo rescaté a ETA, yo hice la paz”.
¿Y si el PSOE corre la misma suerte que el Partido Socialista francés o el PASOK griego?
No sólo lo merecen, sino que es lo único regenerador que puede pasar en España. No para el Partido Socialista, sino para la socialdemocracia en general. No soy socialista del PSOE. Yo he sido socialdemócrata toda la vida, pero del siglo XXI y con 72 años. Habiendo aprendido que no todo lo bueno viene de la izquierda, ni todo lo malo de la derecha. Sabiendo que son la socialdemocracia y el liberalismo, juntos y aportando lo mejor de cada uno, han construido lo mejor de la democracia en Europa y en España, lo más deseable que puede ocurrirnos a los españoles es que el Partido Socialista pase a la marginalidad absoluta.
Es posible que al cabo de unos años surja fuera o dentro alguien que amalgame esta ideología socialdemócrata, que está en baja en toda Europa, no solamente en España. Y junto con otras formaciones políticas, otras ideologías y otros pensamientos, volvamos a sumar, a construir y a vertebrar. Quedarse en el 10% estaría por debajo de sus merecimientos. Me parece que sería lo más regenerador que puede ocurrirles. Si aún existe un cuajo socialdemócrata en la sociedad española con capacidad para rearmarse, es necesario que el Partido Socialista pierda todo tipo de poder.
¿Qué cree que va a pasar con el expresidente?
El futuro de Zapatero es penal. También el de Sánchez. A lo mejor el de Zapatero antes. Zapatero ha sido el hombre de la dictadura de Venezuela. No es suposición. El hombre ha machacado los derechos humanos de los venezolanos, ha comerciado con estos derechos y lo ha hecho blanqueando a su aliado el sátrapa y legitimando su golpe.
No es una opinión, está probado, lo sabemos. Si ha cobrado se podrá probar o no en los tribunales de justicia. Parece que muy pronto estará en una de las listas internacionales como terrorista o cómplices de terroristas. Creo que está al caer. Simplemente hay que tener paciencia. La paciencia es una virtud que no debe ser confundida con la resignación. La paciencia es saber que las cosas hay que hacerlas y hay que esperar que ocurran. Pero hay que empujar todo lo que se pueda para que ocurran.
¿Cuál es la pregunta más impertinente que le han hecho? ¿Y qué respondió?
Francamente, no sabría decir… Parafraseando a Manolito, el entrañable amigo de Mafalda: «Los cheques de tus burlas no tienen fondos en el banco de mi ánimo». Debe de ser que mi disco duro no guarda cosas irrelevantes. Será eso.


