Hablemos claro y sin anestesia. Maduro no solo es un dictador y un autócrata mediocre, también es un terrorista.
Voy a mostrar que desde la evidencia jurídica, militar y geopolítica que la respuesta no sólo es posible sino incómodamente evidente.
“Terrorista” no es un insulto, es una categoría jurídica. En términos modernos se considera terrorista a quien usa violencia sistemática contra civiles con fines políticos, apoya o colabora con organizaciones terroristas, participa en redes de narcotráfico que se integran al terrorismo internacional.
Vamos a evaluar a Maduro con estos criterios. No es suposición ideológica, es evidencia verificada. Primero analicemos el terrorismo de Estado. La ONU, no Washington ni la oposición venezolana, afirma en su reporte de septiembre de 2025 que en Venezuela existe un patrón de torturas sistemáticas, detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y violencia sexual como mecanismo de control y con fines políticos. Esto cumple exactamente con la definición de terrorismo de Estado. ¿Quién aparece en la cadena de mando? Nicolás Maduro.
No es un testigo ni un espectador, es el comandante en jefe del aparato represivo. Human Rights Watch documenta 19 casos de detención e incomunicación en 2025.
Narcoterrorismo
El Departamento de Justicia de Estados Unidos no lo acusa de corrupción ni de dictadura, sino de conspiración por inundar Estados Unidos de cocaína. Lo dijeron fiscales, no influencers.
¿Con quién operaba Maduro? Con el Cartel de los Soles, integrado por generales, ministros y miembros del alto mando militar. Y, atención, el 24 de noviembre de 2025, Estados Unidos designó oficialmente al Cartel de los Soles como una organización terrorista extranjera. Eso es narcoterrorismo de Estado.
Maduro está imputado en la Corte del Distrito Sur de Nueva York. La recompensa por Maduro subió a 50 millones de dólares este año.
Alianzas con organizaciones terroristas internacionales.
En Venezuela, el ELN y las disidencias de la FARC no actúan escondidas. Controlan minas, ríos, pueblos y rutas. Hezbolá participa en redes de lavado de oro y contrabando, como reveló una audiencia del Senado de Estados Unidos en octubre de 2025.
Todos son grupos designados como organizaciones terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea. Si Maduro le da refugio, recursos o territorio, es un facilitador del terrorismo internacional. Es exactamente lo que ha hecho.
¿Refugio o alianza estratégica?
Maduro no puede dejar el poder. No porque sea indispensable, no porque sea un genio estratégico, sino porque es pieza central en una compleja red criminal internacional. Si él cae y termina extraditado, se derrumba esa maquinaria criminal: el Cartel de los Soles, las operaciones del ELN, las rutas de la FARC, el lavado de oro y contrabando. El terrorismo de Estado no es un accidente, es un método de supervivencia.
En las semanas posteriores a las elecciones de 2024 la represión se intensificó. No es casualidad. Si sumamos terrorismo de Estado, narcoterrorismo, apoyo a grupos terroristas, amenaza a la seguridad internacional de Estados Unidos, Maduro encaja plenamente en la categoría moderna de un terrorista de Estado y un facilitador del terrorismo internacional.
La única razón por la que Estados Unidos no lo designa por nombre propio es política, no jurídica. Pero con designación de organización terrorista extranjera, se cierra el cerco al Cartel de los Soles.
Si todo esto es público, documentado y verificado, ¿cómo se explica que Lula, Petro y Claudia Sheinbaum hayan evolucionado hacia posiciones de mediación con Maduro? Lula se posiciona como que broker hemisférico rechaza intervenciones; Petro acusa a Estados Unidos de amenazas de muerte; y Sheinbaum ofrece diálogos para la paz. ¿Es ignorancia? ¿Es ideología? ¿Un intento de mediación política?
Los tres saben lo que dice la ONU, que la CPI lo investiga por delitos de lesa humanidad y que está imputado por un tribunal de Estados Unidos. ¿Por qué lo legitiman, lo invitan, lo reconocen? ¿Qué clase de liderazgo se defiende cuando el aliado principal es un hombre señalado por terrorismo de Estado y narcotráfico internacional? Lo hacen por convicción o porque sus propios proyectos se parecen demasiado a lo que ocurre en Venezuela?
No es un debate ideológico sino moral. La historia está tomando nota.


