Arcadia Foundation denuncia inacción ante la matanza de cristianos en Nigeria

Arcadia Foundation denuncia inacción ante la matanza de cristianos en Nigeria

Manifiesta que el liderazgo moral de la Iglesia Católica no puede quedar atrapado en la corrección diplomática mientras sus fieles son asesinados en los templos y sus hijos son utilizados como rehenes de terror. Exige acción inmediata al papa León XIV y al presidente Donald Trump.

Arcadia Foundation, organización dedicada a la defensa de los derechos humanos y a la lucha contra la corrupción como fuente estructural de violencia e impunidad, condena de manera frontal y sin matices el secuestro masivo de 303 estudiantes y 12 docentes del St. Mary’s Catholic School en Papiri, estado de Níger, Nigeria, perpetrado el 21 de noviembre de 2025.

Asimismo, la cadena de ataques y secuestros de fieles en iglesias y escuelas cometidos en la misma semana en los estados de Kebbi y Kwara. Estos hechos, que han dejado todavía hoy en cautiverio a más de 250 menores y a la totalidad del personal docente raptado, constituyen uno de los peores secuestros escolares de Nigeria y se inscriben en un patrón reiterado de violencia selectiva contra comunidades cristianas.

No estamos ante “delincuencia común” ni ante un mero problema de seguridad interna. Estamos frente a una cadena de crímenes que, por su carácter generalizado y sistemático, se aproxima a los umbrales de los crímenes de lesa humanidad y, en determinadas regiones, a dinámicas de posible carácter genocida contra comunidades cristianas.

 A lo largo de 2025, organizaciones especializadas han documentado el asesinato de miles de cristianos en Nigeria y el secuestro de más de 300 niños secuestrado, en un contexto en el cual aldeas, iglesias y escuelas cristianas son blanco recurrente de grupos armados que operan, de hecho, con total impunidad.

El Estado nigeriano, obligado a proteger a las personas bajo su jurisdicción, ha fallado de manera reiterada. A pesar de los avisos, de los antecedentes de secuestros masivos, de las denuncias persistentes de las iglesias locales y de los informes de organismos internacionales sobre violencia dirigida contra cristianos, las autoridades no han sido capaces de evitar los ataques, ni de garantizar la seguridad mínima en escuelas y templos. Mucho menos ha podido llevar ante la justicia –con sentencias ejemplares– aplicadas  a los responsables de los crímenes.

La respuesta reactiva, tardía y fragmentaria no satisface el estándar internacional de debida diligencia en materia de derechos humanos. Invocar la “complejidad del contexto” o insistir en que “todas las comunidades sufren”, sin reconocer la especificidad de la violencia anticristiana en muchas de estas zonas, equivale a diluir la responsabilidad y a invisibilizar a las víctimas.

La comunidad internacional también fracasa. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que debería actuar como última barrera frente a atrocidades masivas, ha permanecido atrapado en cálculos geopolíticos y declaraciones que no se traducen en mecanismos efectivos de protección ni en presión real sobre quienes toleran o facilitan esta espiral de violencia.

La retórica de “Nunca más” se vacía de contenido cuando niños cristianos pueden ser arrancados de una escuela católica en pleno siglo XXI, a vista de todos, sin que exista una arquitectura internacional capaz de garantizar su rescate y la disuasión de estos crímenes.

Arcadia Foundation afirma con claridad que la soberanía estatal no puede seguir utilizándose como escudo retórico para justificar la inacción frente a crímenes atroces. La soberanía, en el derecho internacional contemporáneo, está intrínsecamente ligada a la responsabilidad de proteger a la población contra el genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes de lesa humanidad.

Cuando un Estado se muestra incapaz o renuente a cumplir esa obligación, la comunidad internacional tiene la facultad y el deber de actuar, de manera graduada y bajo parámetros estrictos de legalidad, necesidad y proporcionalidad.

Apelar a la soberanía para dejar sin protección a comunidades cristianas sometidas a masacres, secuestros y desplazamientos constituye un abuso del lenguaje jurídico y una traición al sentido mismo del ius cogens y de las obligaciones erga omnes de protección.

Arcadia Foundation un llamado respetuoso pero severo a su santidad, el papa León XIV. Valoramos haya expresado su dolor por el secuestro de los niños y haya pedido su liberación inmediata.

Pero la gravedad de lo que ocurre en Nigeria y en otras regiones exige algo más que exhortaciones puntuales cada vez que una atrocidad irrumpe. Se necesita una voz profética, sostenida y sin ambigüedades que nombre lo que está ocurriendo: persecución persistente y brutal de comunidades cristianas, tolerada por la ineficacia —e indiferencia— de las autoridades nacionales y por la parálisis del sistema internacional.

Instamos a León XIV a que hable clara y reiteradamente contra la persecución de cristianos en Nigeria; que exija al gobierno nigeriano compromisos concretos, verificables y con plazos definidos para proteger a las comunidades cristianas y a todas las minorías; que denuncie ante la comunidad internacional que las fórmulas diplomáticas vacías, los comunicados neutrales y las apelaciones genéricas a la paz no bastan cuando hay niños cristianos secuestrados y aldeas arrasadas.

El liderazgo moral de la Iglesia Católica no puede quedar atrapado en la corrección diplomática mientras sus fieles son asesinados en los templos y sus hijos son utilizados como rehenes de terror.

Igualmente, Arcadia Foundation se dirige al presidente Donald J. Trump, que recientemente ha reconocido que los cristianos en Nigeria enfrentan una “amenaza existencial” y ha amenazado con cortar la ayuda y le ha ordenado al Pentágono prepararse para posibles medidas, incluyendo opciones militares limitadas.

Si ha reincorporado a Nigeria en la lista de “Países de Especial Preocupación” por violaciones graves a la libertad religiosa, ha acusado al gobierno nigeriano de no hacer lo suficiente para proteger a los cristianos y ha advertido que Estados Unidos no puede permanecer de brazos cruzados mientras continúan estas matanzas debe traducir sus palabras en una estrategia coherente y verificable.

Arcadia Foundation exhorta al presidente Trump y al Congreso de Estados Unidos a que, en estrecha coordinación con aliados democráticos y con actores regionales responsables, articulen un paquete integral de acción que incluya sanciones selectivas contra funcionarios, mandos militares y financiadores de grupos armados implicados en estos crímenes; condicionamiento estricto de la ayuda económica y militar a resultados concretos y medibles en materia de protección de comunidades vulnerables y de persecución penal de los responsables; apoyo robusto a mecanismos de investigación internacional independientes.

Si todavía la inacción del gobierno nigeriano persiste y las atrocidades continúan, debe considerar operaciones extraordinarias, de naturaleza estrictamente protectora, orientadas al rescate de rehenes y a la neutralización de estructuras que cometen crímenes que conmocionan a la conciencia de la humanidad.

No se trata de promover expansionismo ni de legitimar aventuras militares al margen del derecho. Se trata de reconocer que la omisión sistemática frente a crímenes masivos puede ser tan grave como su comisión directa. El principio de responsabilidad de proteger tiene como fin impedir que la soberanía sea el pretexto bajo el cual se permite la destrucción de pueblos enteros.

No es admisible que, por temor a la palabra “intervención”, la comunidad internacional condene a la irrelevancia práctica la protección de los cristianos nigerianos y de otras minorías perseguidas.

Arcadia Foundation llama también a las democracias, a las instituciones regionales africanas, a los parlamentos y a las organizaciones de la sociedad civil a que rompan el círculo de la indiferencia. El costo de seguir mirando hacia otro lado lo pagan, con su vida y su dignidad, niños arrancados de sus escuelas, familias cristianas que entierran a sus muertos y comunidades que ven borrarse, una a una, sus aldeas del mapa.

Las resoluciones de condena, los informes y las conferencias deben acompañare de medidas concretas que alteren el cálculo de quienes hoy matan, secuestran y desplazan con la certeza de que nada serio ocurrirá en su contra.

Arcadia Foundation, fiel a su mandato de defensa de los derechos humanos y de los principios democráticos, se compromete a seguir documentando estos crímenes, a sostener la denuncia ante los foros internacionales y a acompañar, con rigor jurídico, toda iniciativa que transforme la indignación en protección real.

Es imprescindible que quienes tienen poder político, económico y militar actúen. La historia contará, con nombre y apellido a los perpetradores de estos crímenes; también a quienes, pudiendo detenerlos, eligieron el silencio, la evasiva o la retórica vacía.

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