Represión totalitaria en Venezuela

En un momento crítico para la libertad de prensa y la democracia en Venezuela, la Fundación Arcadia emitió un contundente comunicado en el que condena la creciente represión estatal dirigida contra periodistas y medios de comunicación. En el documento, “Violencia estatal contra periodistas: El régimen de Maduro en su máxima expresión de terror”, la fundación defensora de la democracia expone las medidas represivas cada vez más brutales y crueles para silenciar la prensa libre y controlar la información.

El comunicado de la Fundación Arcadia destaca la reciente detención arbitraria de Ana Carolina Guaita Barreto, periodista de este medio de comunicación digital La Patilla, quien fue secuestrada y detenida el 20 de agosto sin orden judicial en su residencia en Maiquetía. La detención de Guaita por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (la policía política del chavismo) es un ejemplo de la brutal represión que presente en Venezuela.

Nuevamente accionan los delincuentes del régimen de Nicolás Maduro! Hoy secuestraron a la periodista Ana Carolina Guaita Barreto.
La represión del chavismo sobre los periodistas independientes va en ascenso tras otro fraude electoral cometido por la dictadura! pic.twitter.com/hIs5pgYeE9
— 𝗬𝘃𝗮𝗿 𝗚. 𝗔𝗿𝗴𝗼𝘁𝘁𝗶 𝗥. (@yvarargotti) August 21, 2024

Solos lágrimas y sangre corren en las calles de Venezuela, que te hicimos los venezolanos @NicolasMaduro tú crueldad no tiene límites. Quien te perdonaría? Donde están los niños detenidos? Levanta tu voz si estás fuera. Se violan todos los DDHH. Esto inconcebible. pic.twitter.com/QLDTgfuPi9
— zulima del valle (@zulimadelvalle) August 21, 2024

“Este hecho se suma a una larga lista de ataques contra periodistas y medios de comunicación en Venezuela, y es una prueba más del terror que pretende imponer el régimen para silenciar la disidencia y controlar la narrativa informativa en el país”, destaca.

El comunicado también establece paralelismos con el Estado totalitario descrito por George Orwell en su obra “1984”, al señalar cómo el régimen de Maduro utiliza la fuerza para controlar el lenguaje y, con ello, intentar dominar el pensamiento del pueblo venezolano. La Fundación Arcadia advierte que la detención de Guaita no es un incidente aislado, sino parte de una estrategia más amplia y deliberada para silenciar a los periodistas que, con valentía, continúan informando sobre la realidad venezolana.

Comunicado de la Fundación Arcadia

Violencia estatal contra periodistas: El régimen de Maduro en su máxima expresión de terror

La Fundación Arcadia condena enérgicamente la escalada represiva del Estado venezolano contra la libertad de prensa y de expresión, materializada en la reciente detención arbitraria de la periodista Ana Carolina Guaita Barreto, del medio digital La Patilla, ocurrida el pasado 20 de agosto de 2024. La detención de Guaita, llevada a cabo por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), representa un acto de brutal represión contra la libertad de prensa y el derecho a informar. Exigimos su liberación inmediata e incondicional, así como el respeto irrestricto a su integridad física y moral.

Ana Carolina Guaita Barreto, destacada periodista del medio digital La Patilla, fue apresada en su residencia en la urbanización El Rincón, en Maiquetía, sin orden de detención alguna, en presencia de sus familiares, quienes fueron testigos del atropello y la violencia con la que fue ejecutada esta acción. Este hecho, que se suma a una larga lista de ataques contra periodistas y medios de comunicación en Venezuela, es una prueba más del estado de terror que pretende imponer el régimen venezolano para silenciar la disidencia y controlar la narrativa informativa en el país.

El régimen venezolano, al igual que el Estado totalitario descrito por George Orwell en su obra 1984, se impone por la fuerza para controlar el lenguaje en su intento desesperado por el control absoluto del pensamiento del pueblo venezolano. La detención de Ana Carolina no es un hecho aislado; es parte de una estrategia deliberada para silenciar a quienes, con valentía, informan sobre la realidad que vive Venezuela. Hoy vemos cómo el régimen distorsiona la verdad y persigue a aquellos que se niegan a ser cómplices de la mentira.

Junto a Ana Carolina, otros periodistas han sido víctimas de la brutalidad estatal en su esfuerzo por mantener informada a la población. Roland Carreño, un periodista valiente que ya había sido ilegalmente detenido anteriormente, ha vuelto a ser apresado de manera arbitraria, evidenciando la persecución continua y sistemática contra aquellos que se atreven a desafiar la censura y las mentiras del régimen.

Este patrón de detenciones, que incluye a otros periodistas como Carlos Julio Rojas y Ramón Centeno, es parte de una estrategia más amplia del Estado para instaurar un silencio forzado en la sociedad venezolana. Esta estrategia se complementa con el cierre de plataformas digitales como Twitter, ahora conocida como X, y la presión para que los ciudadanos desactiven aplicaciones como WhatsApp, con el fin de aislar aún más a la población y cortar los canales de comunicación e información.

A lo anterior se suman los acelerados intentos por aprobar la Ley contra el Fascismo, Neofascismo y Expresiones Similares, como una maniobra más de manipulación por parte del régimen de Nicolás Maduro, para aumentar su control autoritario sobre el país. De llegarse a materializar esta ley, estaríamos en presencia de un nuevo instrumento legal que no tiene otro objetivo que atentar en contra de la libertad de expresión y asociación, al profundizar las tácticas totalitarias del chavismo para redefinir y distorsionar términos clave que justifiquen la represión y el silenciamiento de la oposición.

La Fundación Arcadia demanda la liberación inmediata e incondicional de todos los periodistas injustamente detenidos y demás presos políticos, reafirmando su compromiso inquebrantable con la defensa de la libertad de expresión y la verdad en Venezuela. Exigimos a la comunidad internacional, y en particular a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, que actúe con celeridad y firmeza ante las evidencias claras y contundentes de crímenes de lesa humanidad perpetrados por el régimen venezolano, que durante años se les ha suficientemente documentado.

La inacción ya no es una opción; cada día que pasa sin respuesta se traduce en más sufrimiento para el pueblo venezolano. Es imperativo que la Fiscalía de la CPI cumpla con su mandato y proceda a procesar a quienes, desde el poder, han decidido perseguir y silenciar a los defensores de la verdad. La historia no perdonará la indiferencia frente a esta opresión, y quienes luchan por la justicia y la libertad se mantendrán firmes en su resistencia hasta que la verdad prevalezca.

Que la fuerza de la verdad prevalezca sobre la opresión, y que la justicia llegue pronto, pues su tardanza no hace más que incrementar la injusticia.